id | Laboriosidad: ideas rápidas sobre laboriosidad. ¿Qué es laboriosidad? Motivos humanos para trabajar. Motivos sobrenaturales de laboriosidad. |
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LABORIOSIDAD | |
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A. ¿Qué es laboriosidad?1. ¿Qué es la laboriosidad? Es la virtud propia de una persona trabajadora. Laboriosidad es el hábito de trabajar abundantemente, con intensidad y constancia.2. ¿Cómo ejercitar la laboriosidad? Como es lógico, la laboriosidad se ejercita trabajando, y su primera consecuencia es un trabajo bien hecho. Ejemplos:
3. ¿La laboriosidad es buena? Sí, desde luego, porque permite realizar muchas cosas buenas. La duda puede surgir cuando aparece el cansancio. Entonces, la laboriosidad se vería bien si el trabajo tiene sentido. Por esto, a veces se excusa a los alumnos holgazanes diciendo: no está motivado. Es decir, no ve un motivo que impulse su actuación. 4. ¿Cómo encontrar motivos para trabajar? La razón básica de laboriosidad es que esta virtud permite realizar tareas abundantes y valiosas, de modo que los motivos para trabajar se encuentran observando el valor de lo que se realiza. Uno trabaja para conseguir algo; si lo que se alcanza merece la pena, también el trabajo y laboriosidad serán interesantes. Pero este valor no siempre se observa a primera vista. Busquemos, pues, las razones que invitan a ser trabajadores. B. Motivos humanos para trabajar1. Motivos un poco egoístas.- Se trataría de trabajar para obtener dinero, fama, éxitos, etc.; para comprarse unas joyas, una moto, o pasar las vacaciones en hoteles de lujo... Con estas razones, lo ideal sería ganar mucho dinero trabajando poco, conseguir éxitos sin esfuerzo, etc. No se aprecia el valor del trabajo en sí mismo ni de la laboriosidad. Y no hay alegría pues dinero, éxitos y fama escasean.2. Razones de servicio.- Estos motivos de laboriosidad son mejores. Se trabajaría para sacar adelante la familia o la sociedad, para contribuir al bien de los demás, etc. Por ejemplo, una enfermera, un fontanero, un ama de casa realizan una labor que beneficia directamente a otras personas. 3. ¿Hay siempre posibilidad de servicio? A veces el motivo de servicio es menos visible, pero siempre tiene cabida en cualquier ocupación y eleva el valor de laboriosidad y trabajo. 4. ¿Y los estudiantes? Los estudiantes tienen dificultades para encontrar el motivo de servicio, pues sólo aparece en el futuro: estudian ahora para servir después, desarrollando una profesión. Por esto, sus motivos habituales son de menor categoría: aprobar, quedar bien, evitar broncas, pasarlo bien en verano, o simplemente, cumplir con el deber. Son motivos válidos. 4. Motivos de mejora personal.- Con el trabajo se adquieren una serie de cualidades que hacen mejor a quien trabaja. Por ejemplo, se desarrolla la constancia, la puntualidad, el orden, la responsabilidad, la inteligencia, la voluntad, la laboriosidad misma... Estos motivos se encuentran también en todas las profesiones, y mejoran al hombre por dentro. Por ejemplo, los estudiantes están recibiendo los conocimientos adquiridos por la humanidad. C. Motivos sobrenaturales de laboriosidad1. Colaborar en la Creación.- Dios Nuestro Señor creó un mundo bueno pero sin ser completamente perfecto. Y encargó al hombre que lo mejorase. De este modo el Señor eleva la dignidad del hombre haciéndole colaborador suyo en la tarea creadora. Así, el trabajo humano cobra un sentido nuevo, pasando a ser colaboración del hombre y de la mujer con Dios en el perfeccionamiento de la Creación, participación en la obra creadora de Dios. Esto es algo de mucha categoría y válido para cualquier labor.2. ¿Esto sucede sólo en trabajos importantes? Parece que perfeccionar el mundo sólo está al alcance de algunos trabajos importantes pero no es así, porque cualquier servicio al hombre mejora la creación en un aspecto central. Por ejemplo, los oficios de Jesús, María y José en Nazaret no fueron trabajos deslumbrantes pero no ha habido labores de mayor categoría, pues con sus esfuerzos prestaron servicios al Hijo de Dios, a la Madre de Dios, a la familia de Dios en la tierra. 3. Unión con Dios Hijo.- El trabajo es medio de unión e identificación con Cristo, que pasó la mayor parte de su vida trabajando. Esto cambia notablemente el sentido del trabajo, pues quien lo realiza está pareciéndose a Cristo trabajador. Y aún quien se ocupe de una tarea rutinaria y anodina puede asegurar que con esa labor está imitando a Cristo, se está pareciendo al Hijo de Dios. Incluso las molestias y la fatiga tienen nuevo sentido, pues Él también pasó por ellas. Nuestro quehacer -agotamiento incluido- nos hace imitadores de Cristo y corredentores con El. 4. ¿Trabajo santificador? El trabajo forma parte de los planes de Dios para el hombre, de modo que quien trabaja -con alguna condición que enseguida veremos- cumple la voluntad divina y por tanto ama a Dios, crece en santidad. El Espíritu Santo se sirve de nuestras tareas para santificarnos. Y así trabajo y laboriosidad cobran un tercer sentido revalorizante: son medio de santificación, y por tanto de felicidad. 5. Una aclaración.- El Señor quiere que trabajemos, pero no es lo único que desea. También hemos de rezar, de atender obligaciones familiares, etc. El trabajo debe compatibilizarse con las demás tareas. 6. ¿El trabajo siempre une a Dios y santifica? No siempre. Para que el trabajo contribuya a la unión con Dios se precisan unas condiciones que se pueden agrupar en una sola: rectitud de intención. Realizar las acciones por motivos nobles, y renovar esos deseos con frecuencia rectificando la intención si fuera necesario. 7. ¿Basta cualquier fin bueno? Para que trabajo y laboriosidad santifiquen, no basta un fin simplemente bueno. Es preciso que sea sobrenatural: el amor de Dios, el apostolado... Se trata de ofrecer las labores a Dios realizándolas por amor a Él, a la Virgen, a las almas. 8. ¿Se trata de pensar siempre en Dios? No se trata de pensar en Dios en todo momento, pues para trabajar bien -como El desea- hay que poner la cabeza en lo que se está haciendo. Más bien el secreto consiste en realizar las tareas en una atmósfera de piedad que sea como el aire que envuelve la actuación. Esa piedad deberá tener manifestaciones claras y concretas de vez en cuando. 9. ¿Entonces? Si se mantiene la mirada dirigida hacia estos fines, las actividades adquieren un sentido nuevo: se dirigen al Señor y se convierten en oración. Una oración que no es vocal ni mental, y que podría llamarse manual pues lo que se eleva a Dios no son palabras ni pensamientos, sino las obras que las manos realizan. |
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